The Iron Kingdom

Portada de la edicion en pasta dura.

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Realmente lo estoy releyendo. Lo leí en Julio de 2020, en pleno desconfinamiento del COVID. Forma parte de ese ciclo obsesivo sobre la historia de Europa que comenzó con la lectura de “Guerra y paz”. Me fascinó la capacidad de Cristopher Clark para darle la vuelta a montones de ideas preconcebidas, que luego volvería a sorprenderme en “The Sleepwalkers” En este caso se trata de la historia de un estado con muchas connotaciones belicistas, dictatoriales y que da un poco de miedo: Prusia. Un estado que se prohibió por decreto tras la segunda guerra mundial. El libro empieza así:

On 25 February 1947, representatives of the Allied occupation authorities in Berlin signed a law abolishing the state of Prussia. From this moment onward, Prussia belonged to history.The Prussian State, which from carly days has been a bearer of militarism and reaction in Germany, has de facto ceased to exist.
Guided by the interests of preservation of peace and security of peoples, and with the desire to assure further reconstruction of the political life of Germany on a democratic basis, the Control Council enacts as follows:
ARTICLE IThe Prussian State together with its central government and all its agencies is abolished.’ (Introducción. página xix)

Refuerza pues la vision preconcebida. Pero a lo largo de mas de 600 páginas va desmontando poco a poco esta vision, no falsa, pero si simplista. Cuenta el viaje desde un pequeño Electorado dentro del Sacro Imperio Germánico, el de Brandenburgo. Va describiendo su evolución caótica, con la compra de pequeños y grandes territorios no conectados entre si. Uno de ellos el de Prusia (en Polonia), que fue el que finalmente le dio nombre. Cuenta como el siglo de las luces trajo a este reino a gente tan ilustrada y avanzada en el pensamiento como un Kant o un Humboldt, muy alejados del estereotipo belicista. A músicos como Bach.

Pero sin duda mi personaje favorito, que descubrí en este libro, es Federico El Grande. Se le considera el padre de Prusia, el creador del ejercito que pudo ganar y ponerse a la altura del Imperio los Habsburgo. El gran estratega militar que puso a Prusia en el mapa europeo con la conquista de Silesia, al que Napoleón rindió homenaje cuando invadió Berlin (“Si ese genio (Federico el grande) estuviese reinando en Prusia, yo no podría estar hoy aquí” dijo ante su tumba). Pues bien este personaje era un afrancesado ilustrado, amigo de Voltaire con el que mantenía una intensa correspondencia. Era ateo,

He was vehemently irreligious: in the Political Testament of 1768, he described Christianity as ‘“an old metaphysical fiction, stuffed with miracles, contradictions and absurdIties, which was spawned in the fevered imaginations of the Orientals and then spread to our Europe, where some fanatics espoused it, some intriguers pretended to be convinced by it and some imbeciles actually believed it”. (Page 187)

Hablaba y escribía en francés por que lo tenía por un idioma superior al aleman , al que consideraba

“a semi-barbarian idiom in which it was physically impossible…to achieve superior aesthetic effects” (page 184)

Tocaba varios instrumentos, devoraba libros y llevaba siempre a las batallas una biblioteca ambulante. De joven lloró como una magdalena cuando su padre ejecuto a su mejor amigo, o algo más que amigo. Porque es más que probable que fuera homosexual.

Was Frederick homosexual? A contemporary mémoire secrète published pseudonymously in London alleged that the Prussian king presided over a court of catamites, enjoying sex with courtiers, stable hands and passing boys at regular intervals during the day. The thankless Voltaire - who had himself once professed his love for Frederick in openly erotic terms - later alleged in his memoirs that the king was n the habit after his lever of enjoying a quarter-hour of ‘schoolboy amusements’ with a chosen lackey or ‘young cadet’, though he added bitchily that ’things didn’t go all the way’ because Frederick had never recovered from his father’s ill-treatment and was ‘unable to play the leading role’.

He was also unusually relaxed on questions of sexual morality. Voltaire’s memoirs recall the case of a man who was sentenced to death for engaging in sexual intercourse with a she-donkey. (Page 187)

En fin, un personaje por el que no puedes dejar de sentir cierta simpatía y en elque no puede dejar de pensar cuando habla del ejercito y del nacionalismo Prusiano que se impuso por la fuerza en gran parte de Europa.